martes, 17 de enero de 2012

Resonancias (o qué hago ahora que no quiero morirme?)

Resulta que yo era una de las que pensaba en “Vive deprisa, Muere joven” regularmente. Los insectos, su tiempo de vida, siempre me resultaron acertados. La muerte nunca me pareció tan difícil de aceptar…  Y varias cosas más que no vienen al caso.
Por lo pronto, cuando uno tiene la opción a mano, la de morirse digo… sucede que no quiere. Contradicciones si las hay, parece que no quiero morirme ahora que existe la posibilidad. Porque la de antes era casi una metáfora.
No son los achaques de la edad, ni el envejecer los que me aterran, sino este partir posible sin haber hecho algunas cosas que hoy  creo indispensables para una vida plena. Y si antes creía firmemente que no sería mayor trámite pasar para algún otro lado (en el caso de que exista), que ya había ido a todos los lugares que considero importantes: Iemanja en Salvador el 2 de Febrero con mi alter ego, Teotihuacan con 2 hermanas del alma, los miles de km en familia, esa playa que me saca el aire cada vez que la pienso, y la lista sigue… Ahora caigo en la cuenta de que no hice TODO , o algunas cosas las quiero hacer de nuevo, o me parece que hay cosas que todavía no sucedieron y otras tantas que no se me ocurrieron… Si sigo pensando en línea viaje ahora me falta un mes en Praga, una Navidad en NY, Maldivas y Honolulu.
No quiero morirme. Y me parece patético querer algo que no está en mis manos.
Así que la novedad es esta. Y veremos como la manejo. Lo que sí sé es que AHORA no PUEDO morirme, y eso es un problema… porque querer se pueden querer muchas cosas pero poder ya es distinto.

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